jueves, 20 de mayo de 2010

Mi confrontación con la docencia

Soy ingeniero industrial de profesión. Cuando estudié mi carrera tuve la oportunidad de colaborar con el departamento de ciencias básicas apoyando con asesorías de Matemáticas a compañeros de las generaciones posteriores a la mía. Pasó por mi mente la idea de trabajar dando clases pero debía terminar mis estudios, lo cual sucedió en 1998. Dejé varias solicitudes de trabajo en las dependencias de Educación en el estado sin tener resultados favorables para mí. Entonces trabajé unos cinco meses en el censo de 2000, luego en CFE y después el H. Ayuntamiento municipal, de la ciudad donde vivo actualmente. En febrero de 2002 logré ingresar a dar clases en la prepa donde aún laboro con cinco horas a un solo grupo. En ese entonces recuerdo haber sido un ente autoritario, estricto en exceso, dando clases a como Dios me dio a entender y hasta podría decir que era intransigente. Sin embargo para agosto del mismo año me di cuenta, por comentarios de mi esposa que trabaja en la misma Prepa como auxiliar administrativo, que no era la mejor forma de conducirme dentro del aula, así que me fui un poco por el lado afectivo de los chicos y hasta me nombraron asesor en uno de los dos grupos a los que les daba clases. Pero quizá una cosa es que los alumnos nos quieran y otra que seamos maestros competentes. En esas fechas comencé con un empleo paralelo sin tener que ver con la educación y ya saben lo que se dice del que sirve a dos patrones, imaginen lo mal preparados que salieron esos pobres chicos por una evidente planeación deficiente y ya no digamos acción y evaluación. Cinco años logré aguantar y desde hace dos y medio ya sólo me dedico a enseñar. Desde que renuncié a mi otro empleo mi bolsillo se ha visto seriamente castigado porque no he llegado ni a medio tiempo, pero me reconforta y mucho que veo buenos resultados en mi práctica docente.



Saludos....

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